En un contexto de transformaciones políticas, ideológicas, económicas y sociales, la mujer en el siglo XIX continuaba teniendo la ideología colonial, de acompañamiento del hombre, ayudante y sirvienta.
Asimismo, a lo que más se podía aspirar siendo mujer en aquella época, era a ser conservadora de la riqueza, el linaje y sobre todo la religión.
En sociedad de aquella época, se distinguen clases sociales entre las mujeres: las indígenas, las criollas, mestizas, las burguesas o blancas.
Cada una de ellas con sus tareas en específico, las indígenas vivían en el campo y se dedicaban a los hijos; las criollas y mestizas apostaron por la educación y el trabajo; y las burguesas se quedaban a coser, a pasear en las alamedas y a ser educadas en religión.
Una de las principales características, fue el culto al cuerpo, que las llevó a utilizar corsé para marcar la figura y apretar el busto.
Soraya Santana Cárdenas / académica del Centro Universitario del Sur.
Mientras tanto, algunos de los medios impresos destinados para las mujeres en ese siglo eran:
El iris (1826), El mosaico mexicano (1836/37), El año nuevo (1837), El recreo de las familias (1837) y El seminario de las señoritas mejicanas (1841).
Este último era considerada la primera publicación en generar contenidos para los intereses de las mujeres e integraba patrones para bordar, piezas musicales de piano y poemas.
Cabe mencionar que la mayoría de las publicaciones fueron escritas por varones y fue hasta mediados del siglo XIX cuando las mujeres lideraron proyectos de revistas
Existía un estilo muy arraigado entre ellas mismas, que fomentaba las desvaloración frente a lo masculino, por lo que era muy común que se auto adjudicaran adjetivos peyorativos, como pecadora, tonta, inútil, incapaz, errática, indigna entre otros.
El siglo XIX fue un parte aguas en el papel de la mujer en la sociedad moderna. El desarrollo industrial obligó a que esta se incorporara a los trabajos asalariados.
En la mayoría de los casos esta integración laboral se daba por carencias económicas de la familia o por la ausencia del hombre de la casa que proporcionara el sustento.
La mujer asumió un nuevo rol a los ya tradicionales de, como son madre, hija, esposa y el pilar económico del hogar, a los que arribó con todas las desventajas y desigualdades.
El trabajo de las mujeres se asoció generalmente con salarios muy bajos, sus labores se concentraban en actividades que no requerían demasiada fuerza física. Para desempeñarse como empleadas en los talleres, almacenes de costura, cigarreras, lavanderas, cocineras, floristas, planchadoras y para las de la clase alta, impartiendo clases de piano.
Lourdes Celina Vázquez / catedrática Universidad de Guadalajara
Las mujeres jaliscienses debían ajustar sus ideales de vida a lo que la moral y las costumbres heredadas les imponían por todos los medios: desde sermones, penitencias, periódicos, narrativas y sobre todo la moral familiar.
No se escapaba ninguna mujer, fueran ricas o pobres, casadas, viudas, solteras, monjas, jóvenes, viejas o prostitutas.
Con información de Universidad de Guadalajara
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Y con el tiempo nos colamos en las Universidades dando paso a una mujer competente, emprendedora, proveedora, pero sobre todo luchadora.
Esa fotografia es de mi familia, son mis abuelos, mi mamá y mis tíos cuando eran niños.
Te falto escribir te lo juro Yordi