“Las Poquianchis” son consideradas las asesinas seriales con el mayor número de víctimas en la historia de México. Estas mujeres construyeron una red de secuestro y prostitución. Manejaban prostíbulos en Jalisco y Guanajuato, donde golpeaban y sometían a sus víctimas.
María de Jesús, María del Carmen, María Luisa y Delfina González Valenzuela, mejor conocidas como “Las Poquianchis”, cuatro hermanas que sembraron el terror en los años 60 pues fueron autoras de al menos 150 asesinatos, entre ellos mujeres explotadas, recién nacidos y clientes.
Estas hermanas originarias de El Salto, Jalisco, crecieron en una familia de carácter disfuncional. Su padre fue un policía del gobierno porfirista, alcohólico que las maltrataba. Además, se dice que obligó a las hermanas a presenciar la tortura de detenidos durante su infancia.
Por otra parte, la madre de las hermanas González Valenzuela era una fanática religiosa. El maltrato dentro de la familia alcanzó grados extremos, que incluso Carmen González pasó un año encarcelada por su padre.
En 1938 Carmen se relacionó con un criminal, al que tiempo después abandonó. Sin embargo, durante ese periodo aprendió todo lo necesario sobre el negocio de los bares. Cuando los padres de las hermanas murieron, éstas utilizaron su herencia para invertir en su primer burdel, el cual cerró tras una riña en la que murió el hijo de Carmen.
Posteriormente abrieron otro “local” en Lagos de Moreno, pero no fue su éxito hasta que abrieron otro bar en Guanajuato en donde se ganaron el apodo de “Las Poquianchis”. Sin embargo, pese a que la prostitución estaba prohibida en el estado, las hermanas establecieron nexos con autoridades corruptas para estar protegidas.
Así operaban
Las mujeres que reclutaban “Las Poquianchis” eran llevadas a los prostíbulos con engaños pues en un principio se les decían que entrarían a trabajar como empleadas domésticas, sin embargo, una vez ya contratadas eran secuestradas y obligadas a mantener relaciones sexuales con hombres que pagaban por el servicio.
La edad de las mujeres que reclutaban oscilaba entre los 12 y 15 años de edad, una vez en el burdel, “Las Poquianchis”, les proporcionaban ropa y comida a precios muy altos para así generar una deuda imposible de pagar y así obligarlas a que no pudieran huir.
Los asesinatos
Cuando las mujeres llegaban o pasaban de los 25 años de edad, eran asesinadas por los colaboradores masculinos de las hermanas. Algunas otras prostitutas más antiguas se convirtieron en cómplices de las proxenetas, funcionando como celadoras y participando en los homicidios.
Si alguna de las víctimas llegaba a quedar embarazada de alguno de los clientes se les practicaba un aborto y si es que rebasaban el tiempo para hacerlo, dejaban que los niños nacieran y los asesinaban. Algunas otras mujeres morían por la escasa alimentación que les daba las hermanas González Valenzuela.
Así salió a la luz las atrocidades de estas hermanas
Finalmente, una de las víctimas logró escapar y denunciar a las hermanas. Tras el arresto, se descubrieron varias fosas clandestinas donde “Las Poquianchis” enterraron a los muertos. Fueron condenadas a la pena máxima de 40 años de cárcel, pero sólo una logro morir en libertad.
Con información de México Desconocido y Heraldo de México
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