Existen joyas que se heredan por generaciones, otras que se adquieren con el paso de los años; pero hay otras que son regalo de la naturaleza.

Y precisamente, esta última, es una de muchas más que se encuentra en Jalisco. ¿Sabes de cuál hablamos?

Se trata de la playa más chiquita de México: “Colomitos”; y aunque de lo bueno, poco, esta joya del pacífico jalisciense anida un auténtico paraíso.

Además de sus aguas color turquesa que cubren su blanca arena, es el hogar de cientos de peces multicolores; que, por elección de buceadores apasionados, resulta una experiencia sinigual.

Y si pensaste que es maravillosa la idea de visitarla, tienes que saber que ahí mismo, dentro de la selva, se encuentra una increíble cascada de agua cristalina. ¿Te imaginas esto?

La próxima vez que decidas visitar Jalisco, para en Puerto Vallarta. Pero si lo que quieres es un “puente inolvidable”, asegúrate de navegar 5 minutos más hacia boca de Tomatlán. Te aseguramos que será fascinante.

¿Ya sabes con quién irás?

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