Cada vez que alguien visita Guadalajara por primera vez, quizás lo último que piensa es que va a conocer un lugar de gran belleza natural similar a los grandes bosques o selvas de otros lugares.

Quizás se piensa más en museos, edificios históricos o pueblos mágicos, pero también existe una gran reserva natural que rodea a la ciudad y es tan grande que ni los mismos tapatíos han podido recorrer completamente.

Se trata de la Barranca de Huentitán, una formación natural similar a los grandes cañones que existen en México. Un abismo que supera los 600 metros de profundidad y donde confluye un río rodeado de exuberante vegetación.

También se le conoce como Barranca de Oblatos y posee kilómetros de extensión al norte del valle de Atemajac, es una de las bellezas naturales más visitadas por los tapatíos, pero también reconocida por turistas nacionales y extranjeros quienes disfrutan de practicar actividades ecoturísticas, deportes extremos, paseos y fotografía.

Por la gran diversidad biológica que alberga la barranca, es también visitada constantemente por investigadores nacionales e internacionales.

Sin duda un lugar para disfrutar de un fin de semana, correr al aire libre o simplemente apreciar un bello amanecer y atestiguar el paso de la neblina a través de sus paredes montañosas.