La Leyenda del “Puente del Diablo” de Jalisco

Puente-del-Diablo

En Jalisco al escuchar el nombre de “Puente Grande” inmediatamente se nos viene a la mente el penal de máxima seguridad. Sin embargo, más allá de este lugar, Puente Grande es un famoso puente construido hace más de 300 años para que cruzara el río Santiago y facilitara el camino a todo aquel que fuera a Guadalajara o las tierras del norte.

Este puente construido con toda la tecnología existente en aquel tiempo, tuvo una gran leyenda, por la cual se le apodó el “Puente del Diablo” del cual se dice que se tuvo que firmar un pácto con él para que pudiese ser posible su construcción.

La leyenda:

“En 1718 durante la construcción del puente, los hombres que se dedicaban a esta obra les llamaban alarifes. Un alarife recibió el contrato para construir un puente en la carretera a Zapotlanejo y se comprometió a entregarlo en fecha determinada. Sin embargo, cuando a la gente le va bien provoca sin querer envidia y nuestro alarife no era excepción, debido a que algunos envidiosos boicotearon su trabajo de diferentes maneras: retraso en la entrega de materiales, accidentes, ausentismo de los trabajadores, entre muchas otras, hasta que llegó la víspera de la entrega del puente y éste aún no estaba terminado.

El constructor estaba desesperado, pues no sólo perdería dinero, sino todo el prestigio, por lo que tras su desesperación dijo que no le importaría vender su alma al diablo con tal de terminar su labor; y fue así que el demonio quien siempre deseoso de llevar almas a su reino apareció inmediatamente para celebrar un contrato con el alarife.

El constructor elaboró un contrato con el cual estaba dispuesto a arriesgar su vida y su alma con tal de no deshonrar el honor de su prestigio y de su familia, por lo que el diablo ansioso de poseer una nueva alma firmó el contrato y le prometió terminar la obra tal cual y llegando la noche cobraría el pacto.

Inmediatamente Lucifer reunió a todas las fuerzas desde el mismo infierno y justo antes del amanecer el gran puente quedó concluido y en perfectas condiciones, por lo que al poco tiempo después llegaron los envidiosos que le habían boicoteado para reírse del fracaso que suponían acabaría con su prestigio del constructor, pero quedaron mudos de asombro al ver aquel camino de piedra posado en varios arcos y columnas completamente terminado.

Más tarde llegaron los que habían encargado el trabajo al alarife y muy complacidos pagaron lo acordado. Sin embargo, al anochecer llegó el diablo a cobrar lo pactado, pero el alarife le dijo que no estaba obligado a pagar, pues el contrato no se había cumplido.

Furioso Satanás sacó el papel chamuscado y oloroso a azufre con las firmas de ambos, pero el alarife mostró los renglones que especificaban que el puente debería ser terminado conforme a los planos. Los planos tenían en el centro una capilla dedicada al arcángel San Miguel y como éste era su más grande enemigo, se negó a dejar un lugar para rendirle culto, pensando que nadie se daría cuenta que faltaba la capilla. Por lo tanto, el astuto alarife se quedó con fama, dinero y el alma libre de tratos con el diablo”.

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