La leyenda de la Tumba del ‘Niño Nachito’ del Panteón de Belén

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Una de las leyendas más famosas del Panteón de Belén, que ha quedado grabada en la memoria de muchos tapatíos que han visitado este panteón desde hace varias décadas.

El infante Ignacio Torres Altamirano, conocido cariñosamente como el “Niño Nachito” nació en el seno de una familia tapatía de clase media. Era un niño muy especial, debido a que tenía un pánico fuera de lo común hacia la oscuridad y los lugares cerrados, por lo que debía dormir siempre con la luz encendida y las ventanas abiertas.

Era tal el cuidado que se debía tener, que no tenía que interponerse nada ante la luz, ni siquiera algún objeto que proyectara sombra, por lo que los padres cumplieron estas reglas al pie de la letra. Sin embargo, el niño murió a los cinco años de edad y fue sepultado en el Panteón de Belén.

Poco tiempo después de ser sepultado, un extraño fenómeno ocurrió que horrorizó al velador. El cuerpo del niño se encontraba encima de la loza de la tumba, y nadie podía explicar lo sucedido.

El cuerpo de Nachito fue nuevamente sepultado, pero a la noche siguiente volvió a suceder lo mismo, y así fue durante 10 noches hasta que todo los pobladores de Guadalajara conocieron este fenómeno paranormal, y a la mañana siguiente se presentaban para presenciar el cuerpo de Nachito.

Al no poder solucionar el problema, los padres de Nachito y las autoridades del panteón decidieron dejar afuera el ataúd con el cuerpo del niño, pues en vida su terror fue la oscuridad y el encierro, por lo que el alma de Nachito no podía descansar en paz.

Tumba-del-Niño-Nachito

La leyenda pasó de generación en generación, y actualmente muchas personas han presenciado la aparición y la voz del niño al pasar por la tumba, por lo que nunca le hace falta una veladora que ilumine su espacio, además de juguetes.

Los creyentes recomiendan antes de visitar el panteón, primero pasar por la tumba de Nachito, para evitar ser asustados por las travesuras del niño.

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